Nutrientes y función neurológica.

No es nuevo el saber que los ácidos grasos omega-3 son esenciales en la función cerebral. El cerebro sufre cambios tanto estructurales como funcionales a lo largo del periodo de la adolescencia, observándose los cambios más relevantes en el área del cerebro que se encarga la capacidad de dirigir la atención.

Los ácidos grasos poliinsaturados (PUFA), son fundamentales para el correcto desarrollo y la función del cerebro y si no se llegan a los niveles correctos de estos, a largo plazo puede ser la causa de deterioros de la memora, déficit de atención, depresión o trastornos de ansiedad.

El ácido poliinsaturado más abundante en el cerebro es el ácido docosahexanoico (DHA), que se va acumulando en el cerebro desde el nacimiento hasta los 18 años, aumentando ligeramente en la segunda década de vida.

Esto es de gran relevancia, dado que si durante la época de la adolescencia no se llegan a alcanzar los niveles correctos de DHA, sería motivo suficiente para favorecer los problemas funcionales ya mencionados.

Además, no sólo tiene efectos a largo plazo, a corto plazo, el papel del DHA , que encontramos sobretodo en pescado y concretamente en pescado azul, ha demostrado está directamente con la capacidad de funcionar y trabajar que tiene nuestro cerebro. La capacidad para poder prestar atención y procesar la información que nos rodea.

Cabe centrarnos por lo tanto, en la importancia de mejorar la ingesta óptima de ácidos grasos omega-3 para un desarrollo cerebral saludable.

Fuente: https://link.springer.com/article/10.1007/s00787-022-02064-w